Marilu Pease, Michoacán, s/f.

La fotografía, tomada en el estado de Michoacán, nos muestra a un grupo de individuos que portan máscaras tradicionales hechas de madera, propias de los bailes de la región. En las comunidades purépechas de Michoacán se practica una gran cantidad de danzas tradicionales relacionadas con la mitología, la historia, las festividades religiosas, el ciclo agrícola o la vida cotidiana. Algunas de las más reconocidas son la danza de los viejitos, símbolo de la cultura michoacana; y la de los kúrpites, representativa de las tradiciones que preservaron la identidad de la comunidad de San Juan Parangaricutiro, desplazada y refundada a raíz del nacimiento del volcán Paricutín, entre 1943 y 1952.         

Esta imagen de la interrupción de una danza para ser mirada me llena completamente de enigmas. Primero, porque al ver hacia mí, que es como ver hacia el fotógrafo o la fotógrafa, a través de los ojos de la máscara, es como si me hicieran una pregunta. Por lo menos, mi experiencia, al ver estas representaciones en diferentes pueblos de México, es que todo está en función de un ritual muy antiguo mediante el cual los vínculos sociales se rehacen. Me invita a averiguar, de inmediato, lo que está sucediendo frente a mí.

Alberto Ruy Sánchez
Escritor

Héctor García, Hombres entre autos, circa 1960.

Héctor García (Ciudad de México 1923-2012) fue un fotógrafo mexicano, a quien Carlos Monsiváis llamó el Fotógrafo de la ciudad.​ Es reconocido por su extensa obra fotográfica, que retrata la vida del México de mediados del siglo XX. Reportero gráfico o fotorreportero –como se hacía llamar a sí mismo–, trabajó para publicaciones como Mañana,Siempre!, Revista de América, Time, Life, Cruceiros, Novedades, entre otras.

Es una foto de Héctor García de 1961 y es, de entrada, vertiginosa y cándida a la vez. Supongo que alude a la velocidad de la modernidad mexicana de esa década, incluso se ven los decorados de los taxis con esta especie de olanes o cortinitas. De entrada, esta paradoja entre hipermodernidad y candidez retro es fascinante. Es también una foto donde vemos una coreografía entre máquinas y cuerpos: vendedores ambulantes vendiendo a carros que no sabemos si están estacionados o esperando el turno para cruzar una avenida, que además está en desorden. Esta contradicción entre la máquina, la modernidad y los cuerpos, y sobre todo el personaje central, esquivando los coches y el cocodrilo[1], alude a una nostalgia muy fuerte, sobre todo para quienes nos tocó ver esos taxis de muy, muy, muy, pequeños. El personaje elástico y danzante es de una ligereza impresionante, esquivando los carros con agilidad y presteza. Esa transición de una ciudad es también un cuerpo elegante, a punto de fenecer en la nostalgia vintage o retro para los ojos del siglo XXI.

José Luis Paredes Pacho
Músico y antropólogo

[1] En la década de los cincuenta, el gobierno de la Ciudad de México, todavía clasificado Distrito Federal, unificó los diversos servicios de transporte público. Mientras los autobuses de pasajeros, a causa de sus distintivos colores blanco y azul, fueron apodados coloquialmente “ballenas”, los taxis, pintados de verde en la parte superior y negro en la parte inferiorcon una hilera de triángulos negros y blancos entre ambas mitades, que sugerían las fauces de un cocodrilo, fueron conocidos con el nombre de ese reptil. N. de la r.

Ruth D. Lechuga, sin título, s/f.

Ruth D. Lechuga, seudónimo de Ruth Deutsch Reiss (Viena, Austria, 6 de febrero de 1920-Ciudad de México, 19 de octubre de 2004). Fotógrafa, doctora en medicina, coleccionista e investigadora, durante seis décadas recorrió pueblos y sitios arqueológicos de México, conformando una colección de casi trece mil piezas de arte popular, principalmente de nacimientos, textiles, lacas, y el conjunto de máscaras tradicionales más importante  de México, acervo que se exhibe actualmente en el Museo Franz Mayer.

Su archivo fotográfico consta de cerca de veinte mil imágenes, que donó a la revista Artes de México. Heredó el interés por la antropología de su padre, con quien efectuaba de niña excursiones a los pueblos. Maravillada con las lenguas, las tradiciones y la indumentaria autóctonas, comenzó a tomar fotografías en dichos paseos. Para conocer las fiestas y los rituales de los grupos mexicanos, recorrió la provincia, y documentó las danzas tradicionales y los trabajos artesanales de textiles, cerámica, juguetes y máscaras, principalmente; piezas que coleccionaría posteriormente.

¿A dónde fuiste a dar? ¿Te hicieron tu cunita de máscaras? Almohadita junto a tu biberón y tu infinito, vislumbrarás el cosmos a través de sus mirillas, rostros de tu mundo ante el universo, atentas y tranquilas, te acompañan al amparo del mismo dramaturgo. Un día les prestarás tu carne y jugando, jugando, guiado por tu intuición, tu pueblo se reconocerá en ellas (y en ti), tan perfectas como fugaces.

Ruth se llena de tu universo, ya te vislumbra bailando, sí, con una sonajita en tus manos, pero como el hombre que serás, quien hará retumbar la tierra con sus pies, fusionando su ser con esas, alguien, con esas máscaras que atestiguan tus primeras pataditas emocionadas, y que sudarán el quién soy, de dónde vengo y a dónde voy, representando la consecuencia, lo efímero, lo trascendental. Miras, inocente, tu naturaleza, tu herencia, tu presente, tu pasado, rodeado de tus máscaras, tu eternidad.

Sofía González
Actriz e investigadora